Como es sabido, el Ejército del Norte, luego de su triunfo en Tucumán el 24 de setiembre de 1812, permaneció hasta enero de 1813 en nuestra ciudad. A mediados del mes, sus cuerpos iniciaron la marcha sobre Salta, donde lograrían la gran victoria del 20 de febrero.
El 24 de enero, desde Tucumán, en nota dirigida al Gobierno central, el general Manuel Belgrano informaba que las tropas salían en forma escalonada. "Hubiera querido que el Ejército marchase más unido y más pronto, pero ha sido imposible, porque debiéndose componer y arreglar su armamento según ha ido concluyéndose y habilitándose, así se han despachado los cuerpos; y aún algunos de ellos han salido sin llevarlo completo, que después se les ha remitido".
A criterio del general, "la casi ninguna deserción que han experimentado los cuerpos en marcha, es el barómetro que me manifiesta el contento y alegría de la tropa y el espíritu que la anima contra los enemigos de la patria, según me instruyen los respectivos jefes". Contaba que la tropa mantenía buen ánimo, a pesar de que sólo había recibido pequeñas sumas a cuenta de sueldos: para esto, Belgrano requería urgente remedio.
"Todo es soportable -advertía- menos la falta de dinero", para "poder contentar a la tropa de cuando en cuando". El hecho de que soportaran la escasez, lo hacía admirar "este prodigio que sólo puede observarse entre los soldados de la patria y no entre los mercenarios, tales como son nuestros enemigos". Estos, decía, "luego que les faltan con la asignación diaria, me consta que no guardan respeto alguno a sus oficiales".